UNIDAD #1
POESÍA DEL SIGLO XIX
*CARACTERÍSTICAS DE LA POESÍA DEL SIGLO XIX
- Los griegos entendían que podría haber tres tipos de poesía, la lírica o canción cantada con acompañamiento de lira o arpa de mano, que es el significado que luego se generalizó para la palabra, incluso sin música.
- A comienzo del siglo XIX predomina el Neoclasicismo con discursos y proclamas políticas.
- Aparecen tres movimientos literarios: Romanticismo, Realismo y Naturalismo.
- Entre 1830 y 1910 predomina el Romanticismo con temas patrióticos e idealización de la mujer.
- A finales del siglo surge el Modernismo rompiendo esquemas estructurales.
- En el siglo XIX los géneros mas importantes fueron sin duda la poesía, la narrativa y el teatro.
- La poesía del siglo XIX se centra en el amor, la patria, el recuerdo, y la noche. Se presienten las guerras y las conmociones en las cuales vive el ser humano.
- Este movimiento trajo libertad para el empleo de las combinaciones métricas, la exaltación del yo y el caudal de la fantasía frente a la opacidad fraseológica de otros poetas del siglo precedente.

*POETAS MÁS DESTACADOS DEL SIGLO XIX
1.- JOSÉ JOAQUÍN DE OLMEDO
(Guayaquil, 1780-1847)
Escritor y político ecuatoriano, presidente de la Junta de Gobierno de Guayaquil.
- La Batalla de Junín.
- Canto a Bolívar.
- Alfabeto para un niño.
- Al General Flores, vencedor en Miñarica.
- Al General Lamar.
- Epitalamio.
- El libro denominado "Obras poéticas".
- El Duque de Viseo de Quintana 1808.
- El Árbol (1809).
- A un amigo, don Gaspar Rico.... (1817).
- Canción al 9 de octubre (1821).
- Ensayo sobre el hombre de Alexander Pope (1823).
- La Libertad (1825).
- Canción del 10 de agosto (1837).
- En la muerte de mi hermana (1840).
Alfabeto para un niño
José Joaquín de Olmedo
AMOR de patria comprende
cuanto el hombre debe amar:
Su Dios, sus leyes, su hogar,
y el honor que los defiende.
BONDAD, bella cualidad
que siempre logra alabanza,
aplausos y premios alcanza,
inmensa felicidad.
CANDOR en toda expresión,
callar lo más que pudieres;
muy cortés con las mujeres,
pero sin afectación.
DIOS es el sabio creador
que conserva y ama al hombre,
sea cual fuere su nombre,
condición, secta y color.
ESTUDIO y aplicación
forman a la juventud,
y emulación de virtud
sin envidia ni ambición.
FRANQUEZA, nunca indecencia,
usa en la conversación;
disimulo y no ficción;
libertad, nunca licencia.
GRATITUD siempre al favor
es un deber justo y grato;
y es por eso el hombre ingrato
es un monstruo que da horror.
HONOR es en sumo grado
el alma del ciudadano:
sin honor es miembro vano,
o pernicioso al Estado.
IRA hace al hombre un tirano
de inferiores y de iguales:
la ira es propia de animales,
porque no es afecto humano.
JUEGO es una diversión
honesto, si es moderado;
pero si es inmoderado
causa nuestra perdición.
LIBERTAD ¡oh dulce nombre!
hermoso y celeste don:
tú eres la misma razón,
tú eres el alma del hombre.
MORAL, la sana moral
consiste en amarse bien,
en hacer a todos bien,
y en no hacer a nadie mal.
NATURALEZA sagaz
llena y rige al universo:
todo está bien; el perverso
solamente está de más.
ORO es un bien apreciable
para el cómodo sustento;
pero es el mayor tormento
la sed de oro insaciable.
PEREZA es enfermedad
tan mala como la muerte;
así no cabe el inerte
en ninguna sociedad.
QUIJOTERÍA es un vicio
que causa risa y desprecio,
pues es un quijote necio
corre aventuras el juicio.
RESPETO a los superiores,
respeto y amor al padre,
amor, ternura a la madre,
reverencia a los mayores.
SOCIEDAD es el estado
en que con otro vivieres,
y serás social si fueres
justo, modesto y aseado.
TIRANÍA y opresión
suenan y expresan lo mismo:
para salir de este abismo
es honrosa toda acción.
VENGANZA, nunca jamás:
nunca, nunca odio o rencor;
porque no hay placer mayor
como amar y perdonar.
YO debo ser el primero
para mi conservación;
mas por buena educación
en sociedad el postrero.
ZELO en cumplir su deber
en cualquier condición,
será la única ambición
que un niño debe tener.
Estas reglas niño amado,
te harán un niño gracioso,
un joven pundonoroso,
un hombre bueno y honrado
y un anciano respetado
que a sus iguales auxilia,
sus diferencias concilia,
con bondad, no con rigor,
y muere siendo el honor
de su patria y su familia.
cuanto el hombre debe amar:
Su Dios, sus leyes, su hogar,
y el honor que los defiende.
BONDAD, bella cualidad
que siempre logra alabanza,
aplausos y premios alcanza,
inmensa felicidad.
CANDOR en toda expresión,
callar lo más que pudieres;
muy cortés con las mujeres,
pero sin afectación.
DIOS es el sabio creador
que conserva y ama al hombre,
sea cual fuere su nombre,
condición, secta y color.
ESTUDIO y aplicación
forman a la juventud,
y emulación de virtud
sin envidia ni ambición.
FRANQUEZA, nunca indecencia,
usa en la conversación;
disimulo y no ficción;
libertad, nunca licencia.
GRATITUD siempre al favor
es un deber justo y grato;
y es por eso el hombre ingrato
es un monstruo que da horror.
HONOR es en sumo grado
el alma del ciudadano:
sin honor es miembro vano,
o pernicioso al Estado.
IRA hace al hombre un tirano
de inferiores y de iguales:
la ira es propia de animales,
porque no es afecto humano.
JUEGO es una diversión
honesto, si es moderado;
pero si es inmoderado
causa nuestra perdición.
LIBERTAD ¡oh dulce nombre!
hermoso y celeste don:
tú eres la misma razón,
tú eres el alma del hombre.
MORAL, la sana moral
consiste en amarse bien,
en hacer a todos bien,
y en no hacer a nadie mal.
NATURALEZA sagaz
llena y rige al universo:
todo está bien; el perverso
solamente está de más.
ORO es un bien apreciable
para el cómodo sustento;
pero es el mayor tormento
la sed de oro insaciable.
PEREZA es enfermedad
tan mala como la muerte;
así no cabe el inerte
en ninguna sociedad.
QUIJOTERÍA es un vicio
que causa risa y desprecio,
pues es un quijote necio
corre aventuras el juicio.
RESPETO a los superiores,
respeto y amor al padre,
amor, ternura a la madre,
reverencia a los mayores.
SOCIEDAD es el estado
en que con otro vivieres,
y serás social si fueres
justo, modesto y aseado.
TIRANÍA y opresión
suenan y expresan lo mismo:
para salir de este abismo
es honrosa toda acción.
VENGANZA, nunca jamás:
nunca, nunca odio o rencor;
porque no hay placer mayor
como amar y perdonar.
YO debo ser el primero
para mi conservación;
mas por buena educación
en sociedad el postrero.
ZELO en cumplir su deber
en cualquier condición,
será la única ambición
que un niño debe tener.
Estas reglas niño amado,
te harán un niño gracioso,
un joven pundonoroso,
un hombre bueno y honrado
y un anciano respetado
que a sus iguales auxilia,
sus diferencias concilia,
con bondad, no con rigor,
y muere siendo el honor
de su patria y su familia.
2-DOLORES DE VEINTIMILLA
(Quito 1829-1857)
Fue poetisa ecuatoriana, creadora de poemas de corte romántico que asociaban a la mujer con el papel de víctima: tristeza, anhelo del pasado, un amor frustrado, pesimismo, etc.
*OBRAS:Poesías
- A Carmen (Menos bella que tu, Carmela mía).
- A la misma amiga (Ninfa del Guayas).
- A mis enemigos (¿Qué os hice yo, mujer desventurada).
- Anhelo (¡Oh! dónde está ese mundo que soñé).
- Aspiración (Yo no quiero ventura ni gloria).
- A un reloj (Con tu acompasado son).
- Desencanto (¿Por qué mi mente con tenaz porfía).
- La noche y mi dolor (El negro manto que la noche umbría).
- Quejas (¡Y amarle pude....Al sol de la existencia).
- Sufrimiento (Pasaste, edad hermosa).
Prosas
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Recopilaciones
- Producciones Literarias (1908).
Poema La Noche Y Mi Dolor
Dolores de Veintimilla Galindo
Dolores de Veintimilla Galindo
El negro manto que la noche umbría
tiende en el mundo a reposar con vida
Su cuerpo extiende sobre la tierra fría
cansado el pobre y su miseria olvida.
También el rico en su mullida cama
duerme soñando avaro sus riquezas
duerme el guerrero y en su ensueño exclama
soy invencible son grandes mis proezas.
Duerme el pastor feliz en su cabaña
duerme el marino tranquilo en su bajel,
a ese no inquieta la ambición ni saña
el mar no altera el dormir de aquel.
Duerme la fiera del bosque en la espesura
el ave duerme en la rama guarecida
duerme el reptil en su morada impura
cual el insecto en su mansión florida.
El viento duerme, la brisa silenciosa
suspira apenas las flores cariciando
todo entre sombras a la par reposa
aquí durmiendo más allá soñando.
Tú, dulce amiga, que tal vez un día
al contemplar la luna misteriosa
exaltabas tu ardiente fantasía
y derramabas lágrima amorosa.
Duermes también, tranquila y descansada
cual el marino después de la tormenta
así olvidando la inquietud pasada
mientras tu amiga su pesar lamenta.
Déjame que hoy, en soledad contemple
de mi esperanza las flores deshojadas
hoy no hay mentira que mi dolor temple
ya se acabaron mis fábulas soñadas.
Oh, dónde está el mundo que soñé
allá en los años de mi edad primera!
Dónde ese mundo que en mi mente orlé
de blancas flores… todo fue quimera.
Hoy en mi tierna fantasía no existe
el insensato ensueño de ventura
ya el mustio tronco de mi vida triste
lo calcinó el fuego de tristura.
Ya de mi vida la antorcha se apagó
al viento helado que sopló el dolor;
ya de mis ojos el prisma se rompió,
hoy ya no encuentro ni amistad ni amor.
Hoy de mi misma nada me ha quedado
perdí en el llanto juventud, frescura!
hoy solo tengo un corazón llagado
y un alma ahogada en llanto y amargura.
Ay! ¿por qué tan pronto la ilusión pasó
por qué en quebranto se trocó mi risa?
¿Por qué mi sueño fugaz se disipó
cual leve nube al soplo de la brisa?
Vuelve a mis ojos óptica ilusión
vuelve esperanza antorcha de la vida
vuelve, amistad, sublime inspiración
que quiero dicha, aun cuando sea mentira.
Guayaquil (1832-1907)
*OBRAS:
- Cien Sonetos Nuevos (1880).
- Interrogaciones.
- Amor Supremo.
- De la penumbra a la Luz.
- Cantos Americanos.
- Nuevas poesías.
- Artículos en Rosa.
- Canto a la Vida.
- Odisea del Alma (1876).
- Clamores de Occidente.
- El gran enigma.
- Grandeza Moral.
- Poesía amatorias y diversas (1880).
- Poemas filosóficos (1881).
- Himnos, dianas y elegías patrióticas y religiosas (1893).
- Los caballeros del Apocalipsis (1869).
- La estela de una vida (1893).
Poesías
- A don Fernando Velarde (¡No te amedrente el ponzoñoso dardo).
- Desde mi estancia (Mi ventana, que se abre a la campiña).
- Desolación. El poeta y el siglo (¿Cómo cantar, cuando llorosa gime,).
- Noche de dolor en las montañas (Rugió la tempestad; y yo, entretanto,).
Sonetos
- Doce años después (¡Todo se ha transformado en los lugares).
- Los arqueros negros (1832) (Tras el hombro el carcaj: un pie adelante).
LOS ARQUEROS NEGROS
Numa Pompilio Llona
Numa Pompilio Llona
Tras el hombro un carcaj: un pie adelante;
con el brazo fortísimo membrudo
tendiendo el arco; y, con mirar sañudo,
inclinado el etiópico semblante,
así, en hilera, el batallón gigante
de dolores me acecha torvo y mudo;
y sus saetas clava en mi desnudo
ensangrentado pecho palpitante!...
¡Mas no de tus flecheros me acobardo
ante el airado ejército sombrío;
sus golpes todos desdeñoso aguardo!...
¡Manda a tu hueste herirme, oh Hado impío,
hasta que lancen su postrero dardo!
Hasta que se halle su carcaj vacío.
con el brazo fortísimo membrudo
tendiendo el arco; y, con mirar sañudo,
inclinado el etiópico semblante,
así, en hilera, el batallón gigante
de dolores me acecha torvo y mudo;
y sus saetas clava en mi desnudo
ensangrentado pecho palpitante!...
¡Mas no de tus flecheros me acobardo
ante el airado ejército sombrío;
sus golpes todos desdeñoso aguardo!...
¡Manda a tu hueste herirme, oh Hado impío,
hasta que lancen su postrero dardo!
Hasta que se halle su carcaj vacío.
4.- JULIO ZALDUMLIDE GANGOTENA
Quito (1833-1881)
Ensayista y diplomático ecuatoriano
*OBRAS:
Quito (1833-1881)
- La naturaleza
- La mañana (Leve cinta de luz brilla en Oriente).
- El mediodía (En la amena floresta).
- La tarde (Con majestad sublime el sol se aleja).
- Un arroyuelo (Arroyuelo que deslizas).
- El bosquecillo (Bosquecillo frondoso).
- Los árboles (Del África abrasada en las arenas).
Poesías
- A la soledad del campo (A ti me acojo, soledad querida).
- A María (Esposa casta, Virgen sin mancilla).
- A mi corazón (¡Corazón! ¡Corazón! ¿Por qué suspiras?.
- A mis lágrimas (Corred, lágrimas tristes).
- Al dolor (Hiere, hiere, ¡oh Dolor! He, aquí desnudo).
- Al sueño (En otro tiempo huías).
- El amor en la adolescencia (¿Quién eres tú, oh muda compañera).
- La estrella de la tarde (¡Salud, oh estrella de la tarde!, rosa).
- Las estaciones. A Laura (Cuatro estaciones hay en nuestra vida).
- La eternidad de la vida (Cosas son muy ignoradas).
- La noche (¡Oh noche! ¡Oh madre de la luz! Ahora).
- Madrigal (¿Qué dices, Laura, de esta flor? ¡Qué hermosos).
- Melancolía. A Laura (Flota en los aires, de la tarde el velo;).
- Trova (Son tus ojos dos estrellas).
Sonetos
- A las flores (Prole gentil del céfiro y la aurora).
- América y Bolívar (Himnos no canta América este día).
- América y España (Bolívar, tú que en mil gloriosas lides).
- El llanto (Cuando yo considero que en la vida).
- En tempestad sin tregua de bonanza.
- La tumba de Bolívar (De lauros coronadas y de olivas).
- Yo vi esa triste nube el firmamento.
LA TARDE
Julio Zaldumbide Gangotena
Con majestad sublime el sol se aleja,
y el extendido cielo
a las encapotadas sombras deja,
que ya le cubren con umbroso velo.
¡Qué solemne misterio! ¡Qué profunda
de paz y de oración grave tristeza.
ya el sol llega al ocaso
y la noche le sigue a lento paso.
En duelo universal naturaleza
se despide de aquel que la fecunda:
triste el cielo se enluta, gime el viento,
el mundo eleva unísono lamento.
Ya el rumiador ganado lentamente
desciende por la húmeda colina;
cansado el labrador deja la era
y a su rústica choza se encamina.
¡Qué misteriosa el aura pasajera
suspira y pasa! El ave en sordo vuelo
por las ramas se mete en pos del nido.
Sólo se oye el zumbido
de los insectos, que tal vez lamentan
desde la yerba del humilde suelo
la partida del claro rey del cielo.
¡Adiós, sol refulgente!
Yo también uniré mi voz humilde
a la voz elocuente
en que un sentido adiós te envía el mundo.
Tú no puedes parar, ni más despacio
puedes seguir tu arrebatado giro;
la mano omnipotente
a recorrer te impulsa sin reposo
las vastas soledades del espacio,
esos serenos campos de zafiro;
pero mañana volverás glorioso
a darnos vida y luz, astro fecundo...
De la meditación la voz me llama
a vagar solitario en la arboleda.
Anhelo ahora soledad, silencio...
allí los hallaré. El aura leda
duerme en las flores y la blanda grama
el son apaga de mis pasos lentos.
Como las sombras cunden de la umbría
noche en el cielo, así en el alma mía
cunden ya dolorosos pensamientos;
y una hoja que desciende,
algún eco fugaz, una avecilla
que errante y solitaria el aire hiende,
la leve nubecilla
que viaja a reclinarse allá en el monte,
o a perderse lejana
en el vago horizonte;
todo me causa una emoción profunda,
me aprieta el alma una indecible pena
y de improviso mi pupila inunda
de inesperado llanto amarga vena.
¡Melancólica tarde, tarde umbría!
Desde que pude amar me unió contigo
irresistible y dulce simpatía.
Tú fuiste siempre confidente mía,
tú fuiste, tú el testigo
de mis más tiernos e íntimos deseos
y locos devaneos;
tú de mi corazón, tú de mi alma
el seno más recóndito conoces.
¿Qué lágrimas vertí que no las vieras?
¿Exhalé alguna vez triste suspiro
que errando con las auras no lo oyeras?
¿Qué secreto agitó nunca mi seno
que a tus calladas sombras lo ocultara?
¡Qué de sueños de amor y de ventura,
qué de ilusiones halagüeñas viste
en mi pecho formarse
con esperanzas halagarme el alma
y para siempre en humo disiparse...!
Todo esto, ¡ay infeliz, todo me acuerda
esa tu sombra triste
y sin poder valerme huye la calma
del centro de mi espíritu agitado
y el dique rompe en férvido torrente,
el llanto, por mis ojos desbordado...!
¡Es preciso olvidar! Córrase el velo
del olvido sobre ese de amargura
pasado tiempo. A mi dolor consuelo
sólo tú puedes dar, alma natura;
yo por ti el mundo abandoné engañoso,
para buscar en ti dulce reposo.
¡Oh, tarde! Estas heridas mal cerradas
que aún sangran y renuevan mi tormento,
pasará el tiempo y las verás curadas.
Nunca de hoy más, halagará mi oído
de pérfida ilusión el dulce acento,
ni buscaré la flor do está la espina.
Quiero vivir contento
en esta amable estancia campesina,
aquí cavaré tumba a mis dolores;
y ajeno de ambición, de envidia ajeno
aquí (si tanto diérame la suerte)
como tu sombra espero cada día
esperaré sereno
esa de la existencia tarde umbría,
nuncio feliz de la esperada muerte.
y el extendido cielo
a las encapotadas sombras deja,
que ya le cubren con umbroso velo.
¡Qué solemne misterio! ¡Qué profunda
de paz y de oración grave tristeza.
ya el sol llega al ocaso
y la noche le sigue a lento paso.
En duelo universal naturaleza
se despide de aquel que la fecunda:
triste el cielo se enluta, gime el viento,
el mundo eleva unísono lamento.
Ya el rumiador ganado lentamente
desciende por la húmeda colina;
cansado el labrador deja la era
y a su rústica choza se encamina.
¡Qué misteriosa el aura pasajera
suspira y pasa! El ave en sordo vuelo
por las ramas se mete en pos del nido.
Sólo se oye el zumbido
de los insectos, que tal vez lamentan
desde la yerba del humilde suelo
la partida del claro rey del cielo.
¡Adiós, sol refulgente!
Yo también uniré mi voz humilde
a la voz elocuente
en que un sentido adiós te envía el mundo.
Tú no puedes parar, ni más despacio
puedes seguir tu arrebatado giro;
la mano omnipotente
a recorrer te impulsa sin reposo
las vastas soledades del espacio,
esos serenos campos de zafiro;
pero mañana volverás glorioso
a darnos vida y luz, astro fecundo...
De la meditación la voz me llama
a vagar solitario en la arboleda.
Anhelo ahora soledad, silencio...
allí los hallaré. El aura leda
duerme en las flores y la blanda grama
el son apaga de mis pasos lentos.
Como las sombras cunden de la umbría
noche en el cielo, así en el alma mía
cunden ya dolorosos pensamientos;
y una hoja que desciende,
algún eco fugaz, una avecilla
que errante y solitaria el aire hiende,
la leve nubecilla
que viaja a reclinarse allá en el monte,
o a perderse lejana
en el vago horizonte;
todo me causa una emoción profunda,
me aprieta el alma una indecible pena
y de improviso mi pupila inunda
de inesperado llanto amarga vena.
¡Melancólica tarde, tarde umbría!
Desde que pude amar me unió contigo
irresistible y dulce simpatía.
Tú fuiste siempre confidente mía,
tú fuiste, tú el testigo
de mis más tiernos e íntimos deseos
y locos devaneos;
tú de mi corazón, tú de mi alma
el seno más recóndito conoces.
¿Qué lágrimas vertí que no las vieras?
¿Exhalé alguna vez triste suspiro
que errando con las auras no lo oyeras?
¿Qué secreto agitó nunca mi seno
que a tus calladas sombras lo ocultara?
¡Qué de sueños de amor y de ventura,
qué de ilusiones halagüeñas viste
en mi pecho formarse
con esperanzas halagarme el alma
y para siempre en humo disiparse...!
Todo esto, ¡ay infeliz, todo me acuerda
esa tu sombra triste
y sin poder valerme huye la calma
del centro de mi espíritu agitado
y el dique rompe en férvido torrente,
el llanto, por mis ojos desbordado...!
¡Es preciso olvidar! Córrase el velo
del olvido sobre ese de amargura
pasado tiempo. A mi dolor consuelo
sólo tú puedes dar, alma natura;
yo por ti el mundo abandoné engañoso,
para buscar en ti dulce reposo.
¡Oh, tarde! Estas heridas mal cerradas
que aún sangran y renuevan mi tormento,
pasará el tiempo y las verás curadas.
Nunca de hoy más, halagará mi oído
de pérfida ilusión el dulce acento,
ni buscaré la flor do está la espina.
Quiero vivir contento
en esta amable estancia campesina,
aquí cavaré tumba a mis dolores;
y ajeno de ambición, de envidia ajeno
aquí (si tanto diérame la suerte)
como tu sombra espero cada día
esperaré sereno
esa de la existencia tarde umbría,
nuncio feliz de la esperada muerte.
5.- MIGUEL MORENO

Cuenca (1851-1910)
Escritor poeta español del Siglo de Oro.
*OBRAS:Poesías
- Cantares de Elena (Crié una paloma hermosa).
- Canto a Honorato Vázquez (Qué de cantos se principian).
- ¡Chis! (En ti tan sólo pienso).
- Cosas del tiempo (Apenados, sollozantes).
- ¡Es él!... (¿Quién es aquel que tétrico).
- La garza del alisar (Tendido sobre una roca).
- La niña y el escribanillo (Escribanillo, di, ¿qué).
- La novia (Corazón enfermo).
- Perdida (¿Qué he perdido? ¡Mi lengua se resiste).
- ¿Reposo? (¡Me asusto de mí mismo!).
- ¡Si volvieras! (¡Viva, te amé tanto, tanto!).
LA GARZA DEL ALISAR
Miguel Moreno
Miguel Moreno
Tendido sobre una roca,
orillas del Macará,
caída el ala del sombrero,
melancólica la faz,
macilento y pensativo
un bello joven está,
que, así le dice a un correo
de Cuenca, lleno de afán:
- Correo que vas y vuelves
por caminos del Azuay,
a donde triste y proscrito
ya no he de volver jamás;
di ¿Qué viste de mi Cuenca
en el último arrabal,
en una casita blanca
que orillas del río está,
rodeada por un molino,
perdida entre un alisar?
Y le responde el correo,
lleno de amabilidad:
-Diez días ha que salí
de los valles del Azuay,
y vi del río a la margen
la casa de que me habláis,
rodeada por un molino,
perdida entre un alisar.
-Está bien, pero no viste
en ese sitio algo más ... ?
orillas del Macará,
caída el ala del sombrero,
melancólica la faz,
macilento y pensativo
un bello joven está,
que, así le dice a un correo
de Cuenca, lleno de afán:
- Correo que vas y vuelves
por caminos del Azuay,
a donde triste y proscrito
ya no he de volver jamás;
di ¿Qué viste de mi Cuenca
en el último arrabal,
en una casita blanca
que orillas del río está,
rodeada por un molino,
perdida entre un alisar?
Y le responde el correo,
lleno de amabilidad:
-Diez días ha que salí
de los valles del Azuay,
y vi del río a la margen
la casa de que me habláis,
rodeada por un molino,
perdida entre un alisar.
-Está bien, pero no viste
en ese sitio algo más ... ?
-Te contaré, pobre joven
que vi una tarde al pasar,
una niña de ojos negros
y belleza angelical,
toda vestida de blanco,
paseando entre el alisar.
-¡Ay! no te vayas, correo,
por Dios suspende tu afán;
tú que dichoso visitas
las calles de mi ciudad,
aunque estés de prisa, dime
de esa joven algo más!
-Caballero, cual los vuestros,
cual los vuestros eran ¡ay!
los ojos encantadores
de esa niña del Azuay:
tras de unas negras pestañas,
como el sol que va a expirar
velado por densas nubes
que enlutan el cielo ya;
melancólicos, a veces,
miraban con grande afán
a todos los caminantes
que entraban a la ciudad.
¡Pobre niña, pobre niña!
Cubierta su hermosa faz
con las sombras de la muerte
y una palidez mortal,
otras veces contemplaba
las hojas del alisar
que, arrastradas río abajo,
no habían de volver jamás:
pobre niña, ni lo dudo,
estaba enferma y quizás
ese momento se hallaba
pensando en la eternidad!
-¡ay! mi correo, correo
tan veloz en caminar;
tú que dichoso transitas
por donde mi amor está,
dime, por Dios si supiste
de esa joven algo más!
-Cuando una vez de mañana
paseábame en la ciudad,
vi esparcidos por el suelo
rosas, ciprés y azahar
que formaban un camino
que, yendo desde el umbral
de una iglesia, terminaba
en la casa de que habláis;
luego escuché en su recinto
el tañido funeral
de una campanilla, y luego
de la salmodia el compás,
y olor del incienso me trajo
el ambiente matinal ... !
-Dime, poi Dios, ¿no supiste
quién se iba a sacramentar?
-Una niña a quien llamaban
por su hermosa, y triste faz,
y por que vestía de blanco,
¡la Garza del alisar!
que vi una tarde al pasar,
una niña de ojos negros
y belleza angelical,
toda vestida de blanco,
paseando entre el alisar.
-¡Ay! no te vayas, correo,
por Dios suspende tu afán;
tú que dichoso visitas
las calles de mi ciudad,
aunque estés de prisa, dime
de esa joven algo más!
-Caballero, cual los vuestros,
cual los vuestros eran ¡ay!
los ojos encantadores
de esa niña del Azuay:
tras de unas negras pestañas,
como el sol que va a expirar
velado por densas nubes
que enlutan el cielo ya;
melancólicos, a veces,
miraban con grande afán
a todos los caminantes
que entraban a la ciudad.
¡Pobre niña, pobre niña!
Cubierta su hermosa faz
con las sombras de la muerte
y una palidez mortal,
otras veces contemplaba
las hojas del alisar
que, arrastradas río abajo,
no habían de volver jamás:
pobre niña, ni lo dudo,
estaba enferma y quizás
ese momento se hallaba
pensando en la eternidad!
-¡ay! mi correo, correo
tan veloz en caminar;
tú que dichoso transitas
por donde mi amor está,
dime, por Dios si supiste
de esa joven algo más!
-Cuando una vez de mañana
paseábame en la ciudad,
vi esparcidos por el suelo
rosas, ciprés y azahar
que formaban un camino
que, yendo desde el umbral
de una iglesia, terminaba
en la casa de que habláis;
luego escuché en su recinto
el tañido funeral
de una campanilla, y luego
de la salmodia el compás,
y olor del incienso me trajo
el ambiente matinal ... !
-Dime, poi Dios, ¿no supiste
quién se iba a sacramentar?
-Una niña a quien llamaban
por su hermosa, y triste faz,
y por que vestía de blanco,
¡la Garza del alisar!
-oh basta, basta, ¡Dios mío!
¡es ella... suerte fatal... !
¿Y habrá muerto... ? -Era de noche
cuando dejé la ciudad,
olor a cera y a tumba
percibí en el alisar ...
-¡Valor! no tiembles, termina
mi suplicio es sin igual!
-Infeliz, yo vi las puertas
de la casa. . . -¡acaba ya!
-Con un cortinaje negro
y abiertas de par en par. . . !
¡es ella... suerte fatal... !
¿Y habrá muerto... ? -Era de noche
cuando dejé la ciudad,
olor a cera y a tumba
percibí en el alisar ...
-¡Valor! no tiembles, termina
mi suplicio es sin igual!
-Infeliz, yo vi las puertas
de la casa. . . -¡acaba ya!
-Con un cortinaje negro
y abiertas de par en par. . . !
-Bendito seas, Dios mío,
acato su voluntad ... !
Ella muerta, yo entretanto
proscrito, enfermo jamás,
jamás veré ya esos ojos
que empezaban a alumbrar
mi camino ... Nunca, nunca
sino allá en la eternidad ... !
acato su voluntad ... !
Ella muerta, yo entretanto
proscrito, enfermo jamás,
jamás veré ya esos ojos
que empezaban a alumbrar
mi camino ... Nunca, nunca
sino allá en la eternidad ... !
Crie una paloma hermosa,
mi esperanza y mi ilusión,
mas, ella huyó veleidosa ...
¡ay, paloma... ! ¡ay, corazón!
mi esperanza y mi ilusión,
mas, ella huyó veleidosa ...
¡ay, paloma... ! ¡ay, corazón!
Poeta, traductor, médico, político y profesor universitario.
*OBRAS:- Flores tardías y joyas ajenas.
- "Patrias".
- "Razas de víboras".
- "Madre o Cantata".
- "A Sucre".
- "Pan en la siesta".
- Paisaje de las cordilleras.
"FLORES TARDIAS"
Cesar Borja
¡Piedades! (¿hay humanas piedades en el mundo? )
¿Quiénes seréis vosotras? ¡ni entonces lo sabré! ...
Mi sueño será eterno; mi sueño, muy profundo ...
¿En qué piedad reposaré?
¿Quiénes seréis vosotras? ¡ni entonces lo sabré! ...
Mi sueño será eterno; mi sueño, muy profundo ...
¿En qué piedad reposaré?
Piedades ... ¡Oh piedades! -vendréis a mis despojos:
es fuerza que al cadáver lo lleven a enterrar;
ni os tocarán mis manos, ni os mirarán mis ojos:
me llevaréis a descansar.
es fuerza que al cadáver lo lleven a enterrar;
ni os tocarán mis manos, ni os mirarán mis ojos:
me llevaréis a descansar.
Mi pechó será mármol, mi sangre será nieve.
Y el plasma que fue vida de espíritu y razón
dulce panal de vermes, que en lo interior se mueve
y no lo siente el corazón.
Y el plasma que fue vida de espíritu y razón
dulce panal de vermes, que en lo interior se mueve
y no lo siente el corazón.
¡Oh, fúnebres piedades de póstumo consuelo!
cavad, cavad profunda la fosa, para mí;
cavadla en tierra dura, donde es más duro el suelo
como la vida que viví.
cavad, cavad profunda la fosa, para mí;
cavadla en tierra dura, donde es más duro el suelo
como la vida que viví.
Ponedme bien, al fondo; mi rostro hacia el abismo,
a que mis ojos palpen mi eterna oscuridad:
a que mis labios toquen en el silencio mismo
de la inmutable eternidad.
a que mis ojos palpen mi eterna oscuridad:
a que mis labios toquen en el silencio mismo
de la inmutable eternidad.
Echadme tierra y tierra, pisándola a cubrirme:
que llenen bien la fosa compacta y a nivel,
yo quiero con la tierra sedienta confundirme
que chupe el jugo de mi piel.
que llenen bien la fosa compacta y a nivel,
yo quiero con la tierra sedienta confundirme
que chupe el jugo de mi piel.
Ni lápida ni túmulo: quiero una piedra grande,
como la del sepulcro del Mártir de la Cruz:
un trozo de granito de los que rueda el Ande
al aire libre y a la luz.
como la del sepulcro del Mártir de la Cruz:
un trozo de granito de los que rueda el Ande
al aire libre y a la luz.
No quiero sombra de árbol ni de ciprés; -no quiero
que me vigile el cuervo, ni la serpiente vil,
ni el salmo de blasfemias del pájaro agorero,
ni la ironía del reptil.
que me vigile el cuervo, ni la serpiente vil,
ni el salmo de blasfemias del pájaro agorero,
ni la ironía del reptil.
Piedades de este mundo, dejad que las deidades
de la intemperie libre, la noche, el viento, el sol,
sobre mi tumba canten sus bíblicas piedades
con el canoro ruiseñor.
de la intemperie libre, la noche, el viento, el sol,
sobre mi tumba canten sus bíblicas piedades
con el canoro ruiseñor.
¡Piedades de este mundo!, debajo de la piedra
de cada fosa, hay germen eterno de piedad;
dejad al germen libre; que brote de él la hiedra,
con su sencilla caridad.
de cada fosa, hay germen eterno de piedad;
dejad al germen libre; que brote de él la hiedra,
con su sencilla caridad.
Dejad que broten plantas de espinas y de abrojos;
Punzantes son, mas tienen su primavera en flor,
ciñéronse a mis sienes, ciñéronse a mis ojos,
¡Ah! ya conozco ese dolor ...
Punzantes son, mas tienen su primavera en flor,
ciñéronse a mis sienes, ciñéronse a mis ojos,
¡Ah! ya conozco ese dolor ...
Dejad que broten libres la grama y la maleza:
son plantas de espontáneo, silvestre florecer;
bella piedad que teje la gran naturaleza
sobre el misterio del no ser.
son plantas de espontáneo, silvestre florecer;
bella piedad que teje la gran naturaleza
sobre el misterio del no ser.
Debajo de la loza lucha en la tierra el germen
profundo, rico en savias de aroma y de matiz:
libando los despojos que allá en el fondo duermen,
echa profunda su raíz.
profundo, rico en savias de aroma y de matiz:
libando los despojos que allá en el fondo duermen,
echa profunda su raíz.
Profunda nace; crece, surge a la luz y trepa
y en torno de la piedra revienta a floración,
sangre de carne en flores a engalanar la cepa,
sangre quizás del corazón.
y en torno de la piedra revienta a floración,
sangre de carne en flores a engalanar la cepa,
sangre quizás del corazón.
Y pasan intemperies: la noche, el sol, el viento;
rocíos, o tormentas de lluvia torrencial,
y reflorece el broches sobre el mortal asiento,
un nuevo amor primaveral.
rocíos, o tormentas de lluvia torrencial,
y reflorece el broches sobre el mortal asiento,
un nuevo amor primaveral.
Y pasa y pasa el tiempo que mata y que fecunda;
y en cada planta pone la primavera fiel,
para la abeja ardiente, la flor más pudibunda,
himen, aroma y dulce miel.
y en cada planta pone la primavera fiel,
para la abeja ardiente, la flor más pudibunda,
himen, aroma y dulce miel.
Y es tálamo la piedra, cubierta de verdura,
lecho de amor, fragante, para el fecundo amor:
música de alas tenues en cada flor murmura,
y hay un deleite en cada flor.
lecho de amor, fragante, para el fecundo amor:
música de alas tenues en cada flor murmura,
y hay un deleite en cada flor.
Llega la noche fresca, y es la verdura un nido
de amor, y el cuervo pasa: no hay carne a su avidez,-
la podre de la muerte se transformó en olvido,
y duerme en dulce placidez.
de amor, y el cuervo pasa: no hay carne a su avidez,-
la podre de la muerte se transformó en olvido,
y duerme en dulce placidez.
Nace en el Orto el día, -sube al Zenit, se inflama:
céfiros, aves, flores, liras de linfa y luz,
dardos de sol de Apolo vibran en oro y llama
sobre los brazos de la cruz.
céfiros, aves, flores, liras de linfa y luz,
dardos de sol de Apolo vibran en oro y llama
sobre los brazos de la cruz.
Sobre la cruz, -leyenda de muerte, de martirio-
ponedme ese epitafio, poema y facistol,
que en él me canten salmos, el picaflor y el lirio,
la noche, el céfiro y el sol.
ponedme ese epitafio, poema y facistol,
que en él me canten salmos, el picaflor y el lirio,
la noche, el céfiro y el sol.
¡Oh flores! ¡las queridas del alba y de la noche!
ceñíos al madero de brazos de oración;
modestas flores dulces, de perfumado broche,
poned en cruz mi corazón.
ceñíos al madero de brazos de oración;
modestas flores dulces, de perfumado broche,
poned en cruz mi corazón.
Mi corazón -abismo que os engendró tardías-
nacisteis de su sangre, del fondo de su horror,
nacisteis poco a poco, para piedades mías,
bajo la piedra del dolor.
nacisteis de su sangre, del fondo de su horror,
nacisteis poco a poco, para piedades mías,
bajo la piedra del dolor.
Flores de zarza, flores de espinos y de abrojos,
nacisteis desgarrando mi corazón mortal,
punzantes a mis sienes, punzantes a mis ojos,
brotes de herida sin igual.
nacisteis desgarrando mi corazón mortal,
punzantes a mis sienes, punzantes a mis ojos,
brotes de herida sin igual.
Mi vida os dio la vida: mi vida, fértil vaso
de amor y fe, colmado de lágrimas y hiel:
tardías dulcamaras, nacisteis de un regazo
de amargo acíbar y de miel.
de amor y fe, colmado de lágrimas y hiel:
tardías dulcamaras, nacisteis de un regazo
de amargo acíbar y de miel.
Sobrevividme ¡oh flores!: mi corazón enfermo
os dio su amor, su fibra, su sangre y su latir:
nacisteis cual la zarza de la aridez del yermo,
piedad de intenso revivir.
os dio su amor, su fibra, su sangre y su latir:
nacisteis cual la zarza de la aridez del yermo,
piedad de intenso revivir.
Creced sobre la piedra que cubra mi cadáver,
en bella, impenetrable, fecunda floración:
creced cual la amapola, que brota del papáver
opio de paz del corazón.
en bella, impenetrable, fecunda floración:
creced cual la amapola, que brota del papáver
opio de paz del corazón.
Tejed, para mi tumba, muelle tapiz florido,
sobre la hiedra lacia de verdinegro tul:
quizás entre vosotras vaya a tejer su nido,
para cantar la vida, para arrullar mi olvido,
el ave de mis versos, mi ruiseñor azul.
sobre la hiedra lacia de verdinegro tul:
quizás entre vosotras vaya a tejer su nido,
para cantar la vida, para arrullar mi olvido,
el ave de mis versos, mi ruiseñor azul.
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